
Héctor
La obra Héctor, escrita y dirigida por Nicolás Carbó, despliega con maestría una comedia grotesca que, lejos de ser liviana, se adentra con punzante ironía en los modos en que el autoritarismo se filtra en las estructuras más cotidianas. A medio camino entre el disparate y la lucidez política, la pieza nos enfrenta a un universo tan absurdo como reconocible, donde el barrio de Flores se convierte en el escenario simbólico de una monarquía delirante y disfuncional.
Desde la virtualidad, el elenco se luce con una potencia escénica inesperada. Cada actor logra habitar con precisión los contornos exagerados de sus personajes, conjugando humor, patetismo y crítica social. En especial, Maite Velo se destaca con una interpretación magnética de la Reina: su ceguera frente al caos que ella misma genera no sólo hace reír, sino que incomoda, revelando las lógicas perversas del poder cuando se ejerce desde la desconexión con la realidad.
La puesta despliega una estética que coquetea con lo medieval y lo barrial, lo coral y lo claustrofóbico, con reglas internas que se sostienen sólo en su propia arbitrariedad. Con una dramaturgia que combina ritmo, lenguaje afilado y gestos cómicos que rozan lo absurdo, Carbó construye una alegoría política feroz. El humor funciona como estrategia de desvío, pero también como un arma filosa para interrogar aquello que se da por sentado.
Héctor no da respuestas, pero sí expone preguntas vitales: ¿qué sostenemos cuando sostenemos el poder?, ¿qué se oculta detrás de lo ridículo?, ¿quiénes quedan fuera del relato cuando éste se vuelve dogma? La obra propone un juego de espejos donde el espectador no puede evitar verse reflejado. Las risas, entonces, se mezclan con la inquietud.
La dramaturgia no busca moralejas simples. En cambio, propone una experiencia incómoda y lúcida, donde el humor sirve como catalizador del colapso.
En tiempos donde el autoritarismo vuelve a mostrarse como una tentación política, Héctor recuerda —con ironía y precisión— que ningún sistema se mantiene sin complicidad, pero también, que ninguna reja es suficiente cuando del otro lado empieza a despertar la conciencia.
Una comedia feroz y brillante, que apuesta por la incomodidad como forma de resistencia, y que nos recuerda que el teatro —incluso desde la virtualidad— sigue siendo un espacio donde se disputa el presente.
Héctor se presenta todos los Domingos 17hs en el teatro Andamio90, Paraná 660, CABA.
Por Paula Berré
@anapaulabelen_