Plot, desmontaje de la ficción de la vida cotidiana

Plot, desmontaje de la ficción de la vida cotidiana

Por Javiera Miranda Riquelme

 

Una mujer (Valeria Correa) envuelta en una toalla, como recién salida de la ducha, hace zapping en un televisor de tubo que lanza destellos intermitentes en la oscuridad del hogar. El zapping se detiene, la atención de la mujer es capturada por una película. Una versión noventera de lo que fueron las películas noir y las femmes fatales de antaño. Una película clase B, sí, pero que logra afectar la atmósfera del hogar y la proyección interior de la mujer que la ve.

 

Esta escena corresponde a la apertura de la obra de teatro Plot del dramaturgo y director Valentino Grizutti, quien ganó con esta obra el primer premio del Concurso Universitario de Dramaturgia "Roberto Arlt" 2023 de la Universidad Nacional de las Artes (UNA).

 

En principio, la obra sigue a una pareja recién separada que se encuentra luego de las fiestas navideñas para que su hija en común pase el año nuevo con su madre. El diálogo entre esta ex pareja se torna tenso por su carácter errático. La fluidez que debería suponer la conversación entre ambos se ve truncada por los deseos no dichos de los personajes. Una suerte de acting neurótico de las intenciones latentes. Dos personajes que repiten, callan, titubean, ante un hecho cotidiano como si hubiesen olvidado sus textos.

 

Ante la ausencia de la palabra, es el cuerpo el que actúa y la sensualidad de la película noventera contagia los instintos de la mujer para transformar la inocente e inevitable visita de su ex pareja en una encuentro sexual no tan casual, no tan errático como sus discursos. ¿Cuáles son las líneas fronterizas que delimitan el pasaje de una relación a otra?

 

Grizutti atrapa la escena cotidiana de sus protagonistas para alegorizar a lo largo de la obra los límites, tensiones, convivencias y superposiciones posibles entre el lenguaje teatral y el lenguaje cinematográfico. En un movimiento casi onírico o lyncheano, la escena de los protagonistas es allanada y secuestrada por una banda de hombres que desmontará en clave cinematográfica esa vida cotidiana para hipotetizar sobre las fronteras inestables entre la realidad y la ficción. Un movimiento en el que la escena se hace consciente de sí misma para tomar el control de su propio guión –que, dicho sea de paso, encuentra vasos comunicantes con las preguntas posibles del teatro de Matías Feldman.

 

La revelación procedimental sobre “la realidad” permite un regreso al discurso de los personajes, es decir, al verdadero motor de la trama. El gran diseño escenográfico de la obra a cargo de Santiago Badillo mantiene una relación sumamente equilibrada con la dramaturgia precisamente porque es sólida. La banda de hombres asaltantes no sólo es un artificio que obliga a los protagonista a actuar bien, sino que, además, son en sí mismo una oda al guión, aún cuando ellos mismos representen textos que no hacen progresar la trama principal: entre ellos sostienen diálogos tarantinescos, momentos de disquisiciones discursivas cuyo único propósito es la presentación de los personajes y las tensiones entre ellos.

 

Por su parte, las interpretaciones son sumamente contundentes y arquetípicas al momento de recrear ciertas tensiones del modo de producción de la industria cinematográfica. Mención especial para Valeria Correa, que se mueve en un amplio espectro de emociones y en un increscendo de esa femme fatale que su personaje admira y que permite al espectador identificar las evocaciones y aspiraciones dialécticas de la vida cotidiana y la caja de ficciones que consumimos. Porque no sólo a veces la ficcionalidad busca la naturalidad de la realidad, sino que también la realidad se construye desde la producción de ficciones que la orbitan.

 

Plot se puede ver en Espacio Callejón (Humahuaca 3759; CABA).

 

Sumamente recomendable.


 

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