La Malinche

La Malinche

La Malinche - Reseña
Por Javiera Miranda Riquelme
En la sala Orestes Caviglia del Teatro Nacional Cervantes se está presentando la obra teatral “La Malinche”, dirigida por Andrés Bazzalo. La obra está basada en la vida de la princesa nahua Malinalli, quién pasó a ser conocida por la historia moderna como La Malinche, y en torno a la cuál se han construido diversas controversias historiográficas, políticas y culturales sobre el rol que jugó en el proceso de conquista que llevó adelante el español Hernán Cortés.
Sobre el escenario aparecerán la Huesera y la Malinche. El personaje de La Huesera, a cargo de la performer Maia Mónaco, invita a los espectadores a ser parte de un encuentro ritual desde el cual se invoca a nuestra protagonista, la Malinche. La Huesera leerá los granos de maíz durante toda la obra – a veces desde adentro y otras desde afuera del relato– como si desde el tiempo abolido de la sala teatral pudiera adivinar un futuro que en verdad ya es pasado. La Malinche es interpretada por la actriz Ana Yovino, quien gracias a la compañía de Mónaco y los diseños audiovisual, musical y lúminico nos interna en una atmósfera mística y de ensoñación para narrar su propia vida.
La lectura de los granos de maíz habilita el desarrollo de esta dramaturgia altamente narrativa. Ana Yovino ingresa a la escena para encarnar en principio a una pequeña y juguetona hija de un cacique nahua, que vivirá las contradicciones de ser la princesa de un pueblo que, sin embargo, se encuentra sometido al imperio azteca. Ante la muerte de su padre, Malinalli será entregada como esclava por su propia madre a un comerciante de las costas mayas. El tránsito dramático de Malinalli entre la infancia y la adultez es desgarrador, y Yovino se desenvuelve con potencia incorporando en su interpretación un atractivo oscilamiento entre vulnerabilidad y cinismo, abonando positivamente a la construcción de un personaje ambivalente.
Malinalli pasará de mano en mano como esclava hasta ser entregada a Hernán Cortés, para quien servirá como traductora entre los españoles y los pueblos nativos, y con quien tendrá un hijo. Para ese entonces la protagonista se preguntará quién es, ¿Malinalli, Marina, Malinche?. La ambivalencia de la protagonista permite que se abran preguntas no tanto sobre si la Malinche fue o no la traidora de su pueblo originario –de quienes no cabe duda que la redujeron a la servidumbre– en favor de los intereses de expansión de la corona española, sino más bien sobre las condiciones y contradicciones materiales bajo las cuales se construyen los sujetos históricos.
La obra apuesta a indagar sobre una mujer que pareciera hallarse en el inconsciente colectivo latinoamericano como la madre del mestizaje; lo que no es otra cosa que interrogarnos sobre la valoración que le damos a esos sujetos históricos que trascienden, qué representan, y qué de esas representaciones hemos heredado o decidimos heredar.
 

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