
La última sesión de Freud
Por Ivana Cura @malvinruc @turistasiempreya
Nada define más la existencia de algo que la discusión sobre su inexistencia/
Dios no existe, la religión es una neurosis colectiva.
Clive Staples Lewis, el autor de las crónicas de Narnia, defiende la existencia de Dios frente al padre del psicoanálisis, Sigmund Freud. La charla, situada en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, recorre no sólo un debate que para algunos es inconcluso, sino también las condiciones de nuestra humanidad: muestra un Freud en sus últimos días, enfermo y con un enorme dolor físico, decidido a dejar de vivir cuando esté demasiado avanzado su cáncer de laringe; y a un Lewis, preocupado por el estado de salud de quien hasta entonces es su contrincante ideológico.
Un diálogo circular y por momentos conocido sobre teología, pero muy profundo en cuanto a lo que revela de los personajes: Lewis, el ex ateo, relata cómo se convirtió en creyente antes del encuentro con Freud en su estudio. Freud lo discute hasta que se va y pronto muere.
En ese diálogo circular - interrumpido por las noticias sobre la guerra, las alarmas de bombardeos, los llamados de y a la hija de psicoanalista, Ana Freud - hay algo repetitivo en cuanto a los argumentos propiamente teológicos; pero muy hipnotizante, en cuanto a que pronto entendemos que esa discusión nos revela motivos personales de los personajes. Sus biografías fuera de la ficción enriquecen y le dan una nueva vuelta de rosca a lo que vemos o creímos ver.
Esta circular discusión se dibuja como una espiral en movimiento arriba del escenario: atrapa a los espectadores, invitándolos a cazar cada detalle oculto y salir del diálogo teórico, para ser voyeurs de dos vidas a las que conocemos por sus grandes obras y debates como estos. Sobre el escenario, aparecen, tácitamente, las hijas de Freud, sus nietos, las reiteradas pérdidas familiares, la soledad en las cercanías de su muerte, su desconfianza de sí mismo. También los traumas de ex combatiente de guerra de Lewis, la pérdida de su madre por el cáncer, sus recuerdos de la infancia y su aversión a las creencias familiares.
La obra es de un magnetismo destacable: el diálogo y las conexiones con la historia de estos dos destacados personajes históricos están tan bien construidas que, aunque por momentos los argumentos sean reiterativos, nos quedamos a esperar algo más. Y eso llega: Lewis y Freud exponen que son hombres inseguros, graciosos, vulnerables y sufrientes.
Freud muere poco después de que Lewis se va del estudio, pero es entonces, cuando camina decidido hacia la luz, cerrando - quizás - la espiral discursiva de la obra.
Ficha técnico artística
Autoría: Mark St. Germain
Versión: Daniel Veronese
Actúan: Javier Lorenzo, Luis Machín
Diseño de vestuario: Laura Singh
Diseño de escenografía: Diego Siliano
Redes Sociales: Bushi Contenidos
Sonido: Esteban Bolasell
Diseño De Iluminación: Marcelo Cuervo
Fotografía: Nacho Lunadei
Diseño gráfico: Diego Heras
Asistencia de vestuario: Daniela Dearti
Asistencia de dirección: Adriana Roffi
Prensa: SMW
Producción ejecutiva: Mani Aquere, Luciano Greco
Producción general: Sebastián Blutrach
Jefe técnico: Blas Alza
Dirección: Daniel Veronese
Clasificaciones: Teatro, Adultos